PUENTE RANEIRO - VALLE DE LA MURIÁ - SAN ESTEBAN - PUENTE RANEIRO
DISTANCIA TOTAL: 6,5 KILÓMETROS
DESNIVEL ACUMULADO 500 METROS
NOTA: El último tramo de ascenso por el valle del Río La Muriá es una zona muy cerrada por la vegetación (aunque existen rastros de animales que permiten avanzar sin problemas), no existe sendero alguno. Todo el sendero que recorre este valle desde Puente Raneiro fue limpiado recientemente, la anterior vez que habíamos pasado por el, cuando subimos a Peña Manteca, se encontraba más cerrado por la vegetación.
Se trata de un recorrido de corta duración que se puede complementar con la ascensión al Pico Urru o Peña Manteca como hicimos en una ocasión anterior y que podeis ver en este ENLACE, o bien se puede hacer una travesía hasta el pueblo de Almurfe. También otra opción mas larga de travesía es la de subir hasta la preciosa Braña Llagüeces para luego descender a los pueblos de Noceda y Cuevas.
PLANO DEL RECORRIDO
Partimos de las proximidades del pueblo belmontino de Agüera en la carretera hacia Somiedo, concretamente dejamos el coche en el puente Raneiro, que salva el arroyo Valle la Muriá, apenas visible con la mejora de la carretera.
En la margen derecha del arroyo Valle la Muriá surge una pequeña senda prácticamente oculta entre una vegetación selvática que invade este húmedo valle; por ella avanzamos paralelos al arroyo.
En los primeros metros, el sendero (desbrozado recientemente por el FAPAS) discurre pegado a las aguas del arroyo que descienden formando pequeños saltos y pozas.
El sendero gana altura sobre el valle, los castaños y avellanos que nos acompañan en este primer tramo irán dando paso a una zona en la que abundan las encinas y los madroños.
La senda en una ascensión muy llevadera discurre hasta ahora por la margen izquierda del arroyo hasta llegar a un punto que cruza a la vertiente contraria por este precario "puente"
Una foto del arroyo Valle La Muriá tomada desde el puente
Una vez situados en la otra vertiente, un fuerte pero corto ascenso nos deposita en una pequeña horcada libre de arbolado desde la que echamos un vistazo atrás al valle por el que hemos ascendido.
En este punto el valle se divide en dos, uno en dirección noroeste formado por el arroyo Abedul que vemos en la foto, (al fondo tambien podemos ver el pueblo de Villar de Zuepos) y el del Valle la Muriá que realiza un giro hacia el sur, la senda seguirá adentrandose por este último.
Bajamos nuevamente a la altura del arroyo, que en este tramo apenas lleva agua, la senda cambia de margen y ascenderá pegada al cauce.
Pasamos junto a este vertical paredón, justo en este lugar sale una senda a nuestra derecha, su amplia caja nos muestra la importancia que tuvo en un tiempo no muy lejano, por ella ascenderíamos directamente al pueblo de San Esteban (este será el lugar por donde descenderemos), nosotros seguimos por los senderos que ascienden por el fondo del valle.
En las proximidades del lugar donde arranca el camino que asciende a San Esteban se encuentran las ruinas de este molino (500 m.), lo que nos da una explicación de la anchura del camino por el que descendían antiguamente los vecinos de San Esteban a moler el grano.
En nuestra ascensión por el valle del Río la Muría, cuyo cauce encontramos totalmente seco, nos vamos cruzando con numerosas cuerrias, muestra clara del gran aprovechamiento que tenían antiguamente este bosque de castaños.
La ascensión se hace más pronunciada mientras vamos observando los restos de numerosas murias y cuerrias ahora pasto del musgo y la hojarasca.
Llegamos a un punto (560 m.) en el que el valle se divide en dos: un ramal asciende en dirección sureste por el que sube un claro sendero en busca de La Collada, paso por el que nos comunicaríamos con el pueblo de Almurfe, existe otro camino que asciende a nuestra derecha en dirección norte hacia el pueblo de San Esteban. El otro valle,mucho más agreste, asciende en dirección oeste. Un enorme paredón rocoso que dejaremos a nuestra izquierda marca el inicio de este valle.
Los restos de sendero que ascendían por este valle se van perdiendo hasta morir junto a esta cuerria que vemos en la foto (620 m.)
A partir de aquí ascenderemos por donde buenamente podamos, siguiendo pequeños rastros de animales. El valle es totalmente agreste, encajonado entre paredes cuarcíticas que apenas se ven por la lujuriosa vegetación que cubre su fondo.
Tras avanzar unos metros, el cauce seco del arroyo atraviesa una zona de bloques de piedra que hemos de superar por su izquierda teniendo que utilizar incluso las manos.
Trás este angosto paso, con una vegetación cada vez más cerrada, nos topamos en la ladera derecha unas enormes murias utilizadas para crear unas terrazas en las que antiguamente se aprovecharon para el cultivo y que hoy están totalmente invadidas por la maleza, algunas de estas murias miden casi 2 metros de altura. Dejamos atrás estas terrazas y seguimos por el fondo del vallesi guiendo rastros de animales que nos permiten sortear la maleza, hasta que finalmente nos encontramos con un ancho camino (690 m.). Este camino comunicaba antiguamente los pueblos de Almurfe y San Esteban. Nosotros giraremos por el a nuestra derecha, dirección noreste (NE), para en ascenso ligero dirigirnos a San Esteban.
Salimos a una zona más abierta desde la que podemos ver a nuestra derecha el profundo valle del Río la Muriá por el que hemos ascendido.
Hacia atrás vemos La Collada situada entre el pico Beringales a la derecha y la Peña del Tuérzano a su izquierda, este collado comunica este valle con la población de Almurfe
El sendero nos deposita en la población de San Esteban (740 m), pequeño pueblo con apenas habitantes pero con alguna edificación muy coqueta y bien conservada
Hemos de cruzar todo el pueblo de San Esteban pasando junto a su ermita hasta llegar a las casas más orientales del pueblo, casi al llegar a la ultima de ellas vemos un camino que desciende bruscamente a nuestra derecha, en dirección sur, hacia el fondo del valle. Descemos por el y sin perdida alguna nos dejará nuevamente en el fondo del valle La Muriá atravesando un bonito bosque de castaños con algun ejemplar de considerable tamaño.
Hay que prestar atención a un punto en el que salimos momentaneamente del bosque, a nuestra izquierda, tapado por el brezo, sale otro sendero que nos desciende hasta las proximidades del antiguo molín. Es conveniente tomar este desvio ya que el camino principal nos descendería hasta el punto donde se divide en dos el valle principal, haciendo de esta forma un ligero rodeo.
Menudos bosques, terreno poco menos que salvaje.
ResponderEliminarLas fotos muy guapas.
Un saludo
Espectacular, que preciosidad de bosques, la última vez que estuve por ahí había tanta niebla que no vi nada. Un ruta preciosa. Saludos.
ResponderEliminarQue pequeñitos somos en esa inmensidad... y que generosa es esa inmensidad que nos permite gozar tanto, magnífico reportaje como es costumbre en ti , que fotazassssssssssssssssssss, todo otro lujo de entrada.
ResponderEliminarabrazotedecisivo
Jo, vaya pedazo de bosques más inmensos. ¡Y lo bonitos que están ahora en otoño!
ResponderEliminarDan ganas de quedarse allí, ¿que no?
Un saludo.
Olvidada zona de Belmonte. Precisamente desde San Esteban salimos cuando en su día subimos a Peña Manteca
ResponderEliminarUn saludo