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COLLADA BONITA DESDE LA VEGA DE SOTRES

VEGA SOTRES - MOÑETAS - COLLADA BONITA - JOU CARNIZOSO - CANAL DEL FRESNEDAL - VEGA SOTRES

DISTANCIA TOTAL 18,5 KILÓMETROS
DESNIVEL ACUMULADO: 1.800 METROS

NOTA:  Se trata de un recorrido de alta montaña y que pasa por zonas de Picos no muy concurridas.  No existen senderos y como en el caso del valle de las Moñetas los jitos tambien escasean.  El recorrido fisicamente es algo duro aunque tecnicamente apenas hay que hacer uso de las manos en 2 o 3 ocasiones.
No obstante el recorrido se complicaría mucho en caso de niebla en especial en la zona de las Moñetas, no muy recomendable de recorrer con poca visibilidad. 

 

MAPA DEL RECORRIDO


Dejamos nuestro vehículo en las proximidades de la Curvona de Sotres y tomamos la pista que por el fondo del valle del río Duje se dirige hacia el refugio de Áliva.  Descendemos ligeramente pasando junto a las Invernales del Texu (900 m.) donde a la derecha arranca la pista que asciende a Pandébano. 

 Un vistazo atrás hacia las Invernales del Texu
 
Seguimos en ligero ascenso por el valle del Duje.


La pista vadea el Duje y atraviesa las cabañas de las Vegas del Toro o de Sotres (1.050 m.). En su entrada encontramos una fuente.


Tras superar las últimas cabañas, giramos a la derecha abandonando la pista para ascender en dirección a las Moñetas que es el valle que se abre a la izquierda, el que vemos de frente se trata de la canal de Fresnedal y que será por donde bajaremos a nuestro regreso.


Para ascender hacia la Poza las Moñetas existen dos opciones:  La primera es ascender un tramo por la canal de Fresnedal hasta llegar a la majada homónima, donde tomaremos a la izquierda un marcado sendero que abandona la canal de Fresnedal y se introduce en el valle de las Moñetas.  La segunda opción, que fue la que tomamos nosotros, es la de ascender directamente por el valle de las Moñetas siguiendo los jitos que discurren por su parte inferior.  Aunque el terreno es más caótico y el sendero menos marcado no entraña ninguna complicación reseñable.

Dejando atrás el valle del Duje

Ascendiendo el inicio del valle de las Moñetas

Nos vamos introduciendo en la niebla que no nos permitirá disfrutar totalmente de la belleza de este paraje.

 
El camino atraviesa la verde campera  de la vega Carrazosu (1.520 m.) 


Atravesamos un segundo jou de mayor tamaño conocido como el Llagu Vieyu (1.610 m.) que dejaremos a nuestra izquierda para afrontar un fuerte ascenso que nos depositará en el Pozo las Moñetas (1.705 m.)


Mención especial a este tramo que sigue al pozo de las Moñetas, que en días con niebla espesa es de muy difícil orientación y complicado de caminar.  En primer lugar seguimos un sendero que avanza pegado  a las paredes calizas que delimitan el pequeño lago, del cual nos separaremos girando a la derecha tras superar un pequeño paso que exige el uso de las manos.


A partir de aquí apenas existen jitos y el terreno lleno de simas, canalizos, llambrias y grandes jous, hacen tremendamente difícil la orientación con una niebla tan espesa como la que hoy tenemos, llegando incluso a pasarnos por la cabeza el darnos la vuelta.


El recorrido lo haremos por donde buenamente pudimos, siguiendo una marcada dirección suroeste (SO) con el objetivo de dirigirnos al Jou Sin Tierra. Pero es antes de llegar a este  cuando...."se hace la luz y ante nosotros aparece esta maravilla".


Seguimos por terreno caótico, aunque ya con buena visibilidad y por tanto con más facilidad al orientarnos, hasta llegar al Jou Sin Tierra  que atravesaremos hasta su extremo suroeste (SO), donde ascenderemos por una fuerte pendiente herbosa por el lugar donde os marco en la foto.


Hacia el sur se empiezan a vislumbrar las cumbres de Juan de la Cuadra y La Garmona.


Atravesando el Jou sin Tierra.

Nevero en el jou Sin Tierra

Comenzamos la fuerte subida en dirección oeste por la zona que mencionamos con anterioridad.  En la parte superior de la ascensión nos encontramos con la fuente del Mogu.


Superamos lo que nos resta de ascenso por un marcado canal y llegamos a la entrada de un jou (2.165 m.) situado a los pies de la cara sur del Tiro Santiago. Desde aquí nos acercaremos a las proximidades de Hoyacón y del Cuchallón de Villasobrada, donde entroncaremos con el más usado "sendero" que proviene de la collada Canalona y de la canal del Vidrio y  que se dirige a la Collada Bonita.  
En la foto os marco la dirección que llevaremos hasta llegar al Hoyacón.



Nos situamos en el extremo sur del Hoyacón de Villasobrada  en su extremo norte vemos entre otras cumbres la Torre de las Colladetas y la Aguja Martínez.  Entre ellas se encuentra la Collada Bonita.  Punto más alto de nuestro recorrido de hoy y hacia donde nos dirigimos.



La Morra y la Horcada Lebaniego en el otro extremo del Hoyacón

Un rebeco que se dejo fotografiar en las proximidades del Hoyacón.

En el extremo noreste del Hoyacón destaca la afilada cumbre del Cuchallón de Villasobrada que vemos en la foto (2.460 m.)


Vamos rodeando el Hoyacón por su derecha atravesando un pedrero que se encuentra en las laderas del Cuchallón. Tras atravesar el pedrero ascenderemos ligeramente hacia el collado que se sitúa entre la Torre Colladetas (que vemos en la foto) y el Cuchallón.


A nuestra izquierda el enorme jou del Hoyacón de Villasobrada y las cumbres que lo rodean por el oeste.


Seguimos ascendiendo arrimados a los contrafuertes de la Torre las  Colladetas.  Según ascendemos vemos una marcada collada que puede dar lugar a equívocos y hacernos pensar que se trata de la Collada Bonita. La auténtica Collada Bonita se encuentra a la izquierda de la Aguja Martinez siempre oculta a nuestros ojos por la Torre las Colladetas.  Nosotros cometimos el "error" de subir a esta collada y pongo lo de error entre comillas, porque  merece la pena ascender hasta ella, ya que en mi opinión, tiene aún mejores vistas que la Collada Bonita.


Según ascendemos, nos giramos y tenemos una inmejorable perspectiva del Cuchallón de Villasobrada.


La panorámica desde la "equivocada Collada Bonita" es impresionante....... Llamando poderosamente nuestra atención la cara sur del Urriellu.



Hacia el suroeste....


Tenemos que retroceder sobre nuestros pasos y descender unos metros para tomar la canal que, encajonada entre la Torre de las Colladetas a nuestra izquierda y la Aguja Martínez a nuestra derecha, nos depositará en la collada Bonita (2.380 m.).  
La vista desde ella es impresionante.....


Tras disfrutar de las vistas descendemos por la otra vertiente dejándonos caer por un vertiginoso pedrero en dirección al Jou Tras el Picu.



En el descenso de la Collada Bonita

Un vistazó atrás hacia el pindio pedrero por el que hemos descendido.


Evitamos bajar hasta el fondo del Jou Tras el Pico bordeandolo por la derecha, teniendo que atravesar  una zona de fáciles llambrias.


Alcanzamos la collada Celada (2.230 m.) situada a los pies de la cara sur del Urriellu

 
Un vistazo atrás hacia la Collada Bonita entre la Aguja Martínez y la Torre Las Colladetas.
 

Impresionante la vista sobre el Urriellu desde la Celada.



Nada más comenzar el descenso hacia la canal de la Celada nos vuelve a engullir la niebla.  Así que os explicaré el recorrido sin apenas fotos.  

Un recorrido muy transitado por los numerosos montañeros que ascienden esta cara sur del Urriellu desciende a través de la canal de la Celada en dirección al refugio de Vega Urriello, no obstante nosotros hemos de abandonarlo y dirigirnos a un collado (2.100 m.), situado a la derecha de la canal y que se encuentra entre la Torre del Carnizoso al sur y la Morra Carnizoso al norte.
Desde el collado comienza un pronunciado descenso que en dirección norte nos depositará en el enorme Jou del Carnizoso (1.900 m.) donde a pesar de encontrarnos en el mes de julio, aún se conservan  neveros de considerable tamaño.


Hemos de evitar descender por el fondo del jou, para lo que hemos de seguir unos jitos situados en la ladera derecha del jou (ladera de Peña Castil), atravesando los enormes pedreros que rodean este jou primero en llano y luego en ligero ascenso, dejando cada vez más abajo el fondo del jou.

Los rebecos siempre vigilando nuestros pasos

Atravesamos una zona bastante aérea, aunque sin ninguna dificultad reseñable, dejando a nuestra izquierda los abismos de la Torca Cambureru, enorme sima que apenas vemos entre la niebla.


El ascenso por esta zona algo aérea, culmina en la Colladina del Valle del  Agua (1.980 m.), por la que pasamos a una vertiente mucho más amable, la del valle del Agua cubierta de verdes praderías.
 Aquí hacemos un brusco giro a nuestra derecha y en dirección este atravesamos en ligero ascenso la pedregosa ladera septentrional de peña Castil dejando el fondo del valle del Agua a nuestra izquierda.


Un ligero ascenso nos alza a la Horcada Camburero (2.055 m.), y sin apenas detenernos, nos lanzamos a descender por la vertiente contraria a través de la canal de Fresnedal.  Ante nosotros se presenta descender  un desnivel de 1.000 metros hasta llegar a las Vegas del Toro.



El descenso se nos hace interminable, y eso que la canal al ser bastante herbosa castiga menos a las rodillas que si fuera un terreno rocoso, pero el desnivel y  los kilómetros acumulado pesan en las piernas.


El sendero está perfectamente marcado y los jitos son muy numerosos.  En la parte final de la canal el sendero se desvía ligeramente a la derecha para dirigirse a la majada Fresnedal (1.400 m.).  Enfrente tenemos la mole del pico Escamellau.


Aún nos restan otros 350 metros hasta llegar a las vegas del Toro y enlazar con la pista que nos llevará hasta la Curvona de Sotres.


Termina el descenso. Esta foto se que me la recordarán toda mi vida mis compañeros de monte, pero prometo que ese día me alegré muchisimo de pisar una pista.



Solo nos resta un suave descenso ideal para descongestionar las piernas, hasta llegar a las Vegas de Sotres.

Espacio histórico del Frente del Nalón

RUTA POR EL ESPACIO HISTÓRICO DEL FRENTE DEL NALÓN

Nuestra intención hoy es hacer un recorrido por el "Espacio Histórico del Frente del Nalón".
El grupo de desarrollo rural «Camín Real de la Mesa» decidió, en 2005, crear un espacio a semejanza de los existentes en otros escenarios bélicos, como las playas de Normandía, Gettysburg y Waterloo. Apenas dos años después, la Asociación para la Recuperación de la Arquitectura Militar Asturiana (ARAMA 1936-1937) inició una colaboración con el grupo «Camín Real de la Mesa» que se ha concretado en la creación del espacio histórico Frente del Nalón.
Los trabajos han consistido en el desbroce de decenas de kilómetros de trinchera entre las posiciones de La Llinar y La Escrita, la limpieza de las diferentes fortificaciones, la señalización de las rutas, así como en la excavación arqueológica y la posterior recreación histórica de la posición republicana de La Escrita.
Todas las travesías que se han diseñado están complementadas con carteles explicativos y señalizaciones. La cartelería que se ha instalado, no sólo cuenta con explicaciones sobre los diferentes elementos que se pueden encontrar en el recorrido, sino también con una contextualización histórica en la que los miembros de ARAMA han sido especialmente escrupulosos.
Pero la mejor manera de ver todo esto es leyendo su propia página web http://www.1937.es/

Pero antes de acercarnos  a esta zona, quisimos conocer otro de los puntos de defensa republicana en esta zona de Candamo, concretamente se encuentra en el pico Castro situado en las proximidades del pueblo de Villar.
Nuestra primera intención fue realizar el recorrido ascendiendo desde el pueblo de Murias siguiendo la recomendación del grupo ADN Astur, así que dejamos el vehículo en la iglesia de Santa María en Murias construida a finales del Siglo XVIII o principios del XIX sobre un antiguo templo del que ya se tienen noticias en 1073 cuando fue donada a la catedral de Oviedo, y que probablemente sería de estilo románico o prerrománico.


Desde este punto vemos claramente la cumbre del Pico Castru a donde queremos llegar.


Callejeando por el pueblo de Murias nos dirigimos hacia las próximidades del Pico Castru hasta la parte más alta del pueblo, tomamos un pista hormigonada que deja a la izquierda esta casa de gran tamaño.


 A pesar de su estructura reciente, nos llama la atención observar esta inscripción en el dintel de una de sus puertas, nos indica que la antigua vivienda sobre la que se reconstruyo la actual, databa del año 1.794.


Seguimos por la pista y tras una cerrada curva hemos de tomar un camino que surge a nuestra izquierda.  Este camino termina en una portilla metálica,  desde aquí según nos comunicaron los componentes del grupo ADN astur, encontraríamos un sendero que algo perdido nos llevaría hasta la cumbre.  Sin embargo, entre que estaba los dueños del prado y no era cuestión de pasar la portilla sin permiso y que vimos el sendero algo cerrado por la maleza (ellos fueron en noviembre que el matorral está menos crecido), preferimos evitar el acceso desde este punto.  Así que regresamos a nuestro vehículo y fuimos con el hasta el pueblo de Villar.  Para ello tomaremos la carretera local Cd-1 hasta el pueblo de Bahiles, a la entrada de este pueblo una carreterina parte a la derecha hacía Villar.
Dejamos el vehículo a la entrada del pueblo de Villar y nada más entrar en la pequeña aldea, tomamos un camino que desciende a la derecha entre las casas del pueblo.


Seguimos descendiendo hasta dejar a nuestra derecha las últimas casas de Villar.


El camino termina en unos prados, y es necesario superar dos cierres, y seguir la línea del tendido eléctrico en dirección norte (N) y antes de llegar al segundo poste hemos de descender a la izquierda hacia la parte más baja de la pradería y adentrarnos en un frondoso castañedo.


Nada más entrar en el castañedo nos encontramos con un marcado sendero que corre en dirección suroeste (SO) en terreno practicamente llano.  El sendero muere en unas praderías.  Hemos de entrar en la de la derecha superando un cierre de madera.  Y ya solo nos restaría ascender hasta lo alto de la cumbre de la Peña el Castro nombre que se debe a la existencia de un antiguo castro del que por supuesto no quedan ni los restos.  Las vistas desde la cima son preciosas.  Hacia el sur el valle del Nalón y en primér término el pueblo de Murias desde el que intentamos subir.


Hacia el norte el valle del río Deli  y la población de Bohiles.


Pero no solo hemos venido a disfrutar de estas vistas, sino a encontrar los restos de edificaciones republicanas de la guerra civil concretamente del Frente del Nalón,   existen en este pico un par de nidos de ametralladoras y una cueva-refugio, y os puedo decir que no es tarea facil dar con ellos.  Tras muchas vueltas conseguimos dar con la entrada de uno de los nidos de ametralladoras.  Se encuentra tapado por un arbol que han talado para ocultar su entrada, quizá para que no entre el ganado o para que la maleza no se coma la entrada.... no lo se.


La entrada como veis no es precisamente lo que se dice "muy amplia".


Sin embargo el interior está perfectamente conservado y en el vemos las perforaciones realizadas en el hormigón para sujetar las patas de las ametralladoras.


Pero lo que quizá diferencia más estos restos de los que encontraremos, mucho más accesibles, en la sierra del Pedroso, sea la existencia de una cueva natural que apovecharon como refugio.  Aquí estoy accediendo a su entrada casi cubierta por la maleza y tambien bastante angosta.


Ya en su interior....


Llegamos a una pequeña sala en la que se ha formado una columna por la unión de una estalactita y una estalagmita.  Luego la cavidad se estrecha demasiado y no quiero aventurarme más.  Según me dijeron en Murias se rumorea que las galerías llegan hasta el fondo del valle del río Deli pero que puede que solo fueran leyendas.


Regresamos sobre nuestros pasos nuevamente hasta el pueblo de Villar para dirigirnos al area recreativa de La Degollada (a la que tambien podríamos subir desde Villar por pistas forestales pero preferimos subir en coche) a visitar el "Espacio Histórico del Frente del Nalón" que he mencionado en la introducción de esta entrada.

MAPA DEL RECORRIDO


Desde el área re­crea­tiva se toma una pista fo­res­tal que se aden­tra por el sur en la re­po­bla­ción de co­ní­fe­ras que cu­bre las la­de­ras del Pe­drozu. Al cabo de 300 me­tros se toma un em­pi­nado ra­mal –se­ña­li­zado– que sube por la de­re­cha hasta la cima del pico. Allí se en­laza con un sen­dero en­gra­vi­llado que per­mite vi­si­tar un sin­gu­lar con­junto de obras de for­ti­fi­ca­ción con trin­che­ras que co­mu­ni­can va­rios ele­men­tos.  Como vemos en la foto todo está perfectamente señalizado.


Entre los paneles indicativos veremos reseñas sobre el suceso que ocurrio en estos montes:

"En la mañana de 1 de agosto de 1937, dos divisiones de la infantería republicana, con apoyo de artillería y aviación, iniciaban su avance sobre las posiciones enemigas del pico Cimero, La Manga y Cotaniello, en la sierra asturiana del Pedroso. El objetivo de la operación era cortar el corredor establecido por los sublevados entre la capital, Oviedo y la villa de Grado, a su vez comunicada con la retaguardia franquista. La operación, que se antojaba sencilla, fue un rotundo fracaso. El cañoneo y las bombas lanzadas por los aviones no lograron acallar las ametralladoras nacionales que desde sus posiciones abrieron un incesante fuego para defenderlas. Como resultado, más de seiscientos muertos en una única jornada.  La sierra siguió siendo frente durante unos meses más, hasta el 23 de octubre, en que las Brigadas Navarras, entrando en Gijón y Avilés, dieron por conquistado el ultimo bastión republicano en el Norte"

Pozo para nido y cubículo para fusileros-granaderos

Seguimos una larga linea de trinchera en dirección sur



Esta nos lleva hasta el Nido de Ametralladoras del Pedrosu, donde podemos entrar a ver su interior.

La aparición de las ametralladores en los campos de batalla ocurrió durante la I Guerra Mundial. Dispuestas en posiciones defensivas, frenanban los ataques de la infantería enemiga con una cortina de fuego.  Vulnerable a la artillería y a la aviación, de ahí la necesidad de protegerlas con abrigos de hormigón armado: "los nídos de ametralladora" como los que vemos en esta sierra , pensados en origen para un modelo de arma concreta.  
La ametralladora la atendían 3 hombres:  uno hacia fuego, otro recargaba y vigilaba el recalentamiento de la pieda y el otro se encargaba de la munición. A máxima cadencia disparaba casi 600 balas por minuto con un alcance de unos 2 kilómetros.


 El interior del nido era muy seguro puesto que el hormigón aguantaba perfectamente los impactos de la artillería y de la aviación. El único peligro era un asalto a la posición, pues a corta distancia la ametralladora dejaba ángulos muertos.  Por eso estos "nidos" se complementaban con trincheras de combate y pozos de tirador que apoyaban su defensa. Además los nidos se ubicaban de tal forma que entre ellos se podían cruzar el fuego y defenderse mutuamente.


Por este motivo de ubicación que permitiera la defensa entre ellos encontramos un poco más adelante un segundo nido de ametralladoras al que entramos nuevamente.


En ca­mino fi­na­liza en un “en­jam­bre ” de trin­che­ras que cruza una pa­sa­rela de ma­dera. De­be­re­mos cru­zarla y pro­se­guir a la vera de una trin­chera de co­mu­ni­ca­ción as­cen­dente, si­guiendo las mar­cas (fran­jas blan­cas y ver­des pa­ra­le­las pin­ta­das en al­gu­nas pie­dras y árbo­les). 


En esta zona encontramos un "abrigo pasivo".
Como mencionamos cuando hablamos de los nidos, se utilizaba hormigón para proteger los puestos batidos por el enemigo, cuando disponían de troneras para  hacer fuego, se denominaban "activos", siendo "pasivos" los diseñados unicamente para refugiar a tropa o equipo, sin huecos para disparar. Eran "ligeros" si solo protegían de las balas y cascotes (como veremos más adelante) y "a prueba" si podían soportar impactos directos de artilleria y bombardeos aéreos.
Los mandos no permitían que estos refugios fueran muy confortables, para evitar que los soldados se acomodaran en ellos en lugar de luchar en las trincheras:  solían ser pequeños, húmedos y aportar poco descanso.  También se utilizaban como puestos de mando  o almacenes de intendencia


 La trin­chera nos lle­vará a otro nido de ame­tra­lla­dora y un es­pa­cio rec­tan­gu­lar ex­ca­vado a su vera (pro­ba­ble­mente cu­bierto en la época).


Si­guiendo las mar­cas ire­mos a dar de nuevo a la pista la cual to­ma­re­mos en ba­jada (gi­rando a la iz­quierda) lle­gando en unos mi­nu­tos a un cruce de pis­tas, con una, la más an­cha, que po­dría lle­var­nos de vuelta al área re­crea­tiva, pero se­gui­re­mos la di­rec­ción que nos marca el poste ba­jando otro tramo hasta en­con­trar un nuevo poste se­ña­li­za­dor con dos op­cio­nes: ca­mino al­ter­na­tivo o Ruta 3


 Nosotros tomamos el camino alternativo, pero creo que la mejor opción hubiera sido seguir por el que marcaba como ruta 3.
En el descenso nos encontraremos muchas trincheras en zig-zag. así como un refugio "ligero" del que hablamos antes. En su día esaban cubiertas con rollizos y tierra que podían cobijar una escuadra de 5 hombres. Estas construcciones son más frecuentes en zonas menos expuestas al fuego enemigo


Vemos un refugio, en este caso individual, utilizado para un tirador-granadero.


El sendero alternativo termina en la an­gosta ca­rre­tera as­fal­tada que desde Pe­ña­flor sube al área re­crea­tiva. La ruta si­gue por ella, des­cen­diendo en di­rec­ción Pe­ña­flor (a la derecha).  Se­gui­re­mos por la ca­rre­tera cuesta abajo, hasta una pe­queña ex­pla­na­ción a nues­tra de­re­cha donde sale una pista. Está ba­li­zado el iti­ne­ra­rio con una hito de ma­dera (en el que es­tán pin­ta­das la con­sa­bida marca blanca y verde). To­ma­mos la pista en­con­trando a poco más de cien me­tros un poste se­ña­li­za­dor que nos in­dica el des­vío ha­cia otro ca­mino que ya se­gui­re­mos hasta el final.
Al poco ve­re­mos in­di­cado un puesto de ob­ser­va­ción, dis­puesto en un amon­to­na­miento de pie­dras na­tu­ral. Co­nec­tado con una larga trin­chera, per­mi­tía otear y vi­gi­lar la po­si­ción del pico Ci­mero que te­ne­mos en frente aun­que los pi­nos ape­nas nos de­jen verla (en la época esta zona era pra­de­ría). Es­ta­mos si­tua­dos en un es­po­lón so­bre el río Na­lón en pri­mera lí­nea de fuego. Un poco más ade­lante, otro in­di­ca­tivo se­ña­liza un nido de ame­tra­lla­dora, que tam­bién está orien­tado ha­cia el pico Ci­mero.


  Se­gui­mos el ca­mino ahora en leve des­censo que fi­na­liza en la po­si­ción de La Es­crita, la cual, a di­fe­ren­cia de todo lo visto an­te­rior­mente, re­crea el as­pecto que pudo te­ner du­rante la época. Si hasta ahora los re­co­rri­dos nos ha­bían acer­cado a un campo de ba­ta­lla.


 La Es­crita nos su­merge en el pa­sado, ha­cién­do­nos re­vi­virlo, sin­tiendo de al­gún modo, las pe­na­li­da­des de la vida co­ti­diana en una po­si­ción de­fen­siva. Las trin­che­ras son aquí to­tal­mente tran­si­ta­bles, con los sa­cos te­rre­ros pro­te­gién­do­las, los tron­cos cu­brién­do­las en al­gu­nos tra­mos…

"Sin la posibilidad de una rápida victoria, los frentes asturianos se estancaron.  Los combatientes pasaron meses en la trinchera. Los centinelas vigilaban los movimientos del enemigo y el resto de la tropa permanecía atrincherado o refugiada en retaguardia. Cuando en las posiciones de primera línea no había zonas cubiertas la vida en las trincheras se complicaba en extremo. El frío, el hambre, la humedad y las infecciones eran tan peligrosas como las balas. Los mandos intentaban mantener un mínimo grado de higiene; las trincheras de comunicación terminaban convertidas en improvisadas letrinas, y las de combate se enfangaban con las lluvias. Las circunstancias empeoraban con los bombardeos de la artillería. Resultaba imposible saber cómo, dónde y cuándo caería el siguiente proyectil, pero había que mantener la posición pues con frecuencia al bombardeo le seguía un asalto de infantería enemiga."


"Todos los hombres ocupaban las trincheras y pozos de tirador, se calaban las bayonetas en los fusiles y en cuanto se avistaba movimiento se abría fuego, intentando siempre no malgastar la munición. Las gruesas alambradas de púas obstaculizaban el avance enemigo, barrido por las armas automáticas y el fuego de fusilería; si ello no frenaba el asalto, la situación terminaba en la lucha cuerpo a cuerpo.

Los ataques requerían una preparación previa y estudiada, por lo que no eran continuados, habiendo entre ellos periodos de tensa calma, con disparos esporádicos. En esas situaciones se aprovechaba para leer la prensa, jugar una partida de cartas o escuchar la música de gramófono. No eran raros los “parlamentos” con el enemigo, aún estando prohibidos: se pactaba un alto el fuego durante unos minutos, en el que representantes de las posiciones enfrentadas se reunían en terreno “de nadie” y realizaban algún intercambio, como papel de fumar por tabaco, periódicos o latas de conserva por otro tipo de alimento.
"


Es este de La Escrita el lugar más emblemático del Espacio Histórico Frente del Nalón y que recrea el aspecto que pudo tener en la época por supuesto de una forma mucho más idealizada de la que pudo tener en la época.. Rollizos, sacos terreros, estrechas trincheras aspilleradas, chabolas para el descanso, puestos de granaderos y fusileros... tal parece que hemos viajado en el túnel del tiempo para vivir por unos instantes la vida en las trincheras.


Refugio excavado en cueva


Chavola para el descanso


  En este lu­gar fi­na­liza el re­co­rrido por el Es­pa­cio His­tó­rico Frente del Nalón. En contreto esta Ruta número 3 que nos ha dejado un mágnífico sabor de boca y en la que no podemos hacer menos que agradecer el gran esfuerzo que ha realizado ARAMA en salvar del paso del tiempo estos restos de nuestra historia. 
En breve espero visitar los otros dos recorridos.