NOTA: Desde este blog además de mostraros esta maravilla que es la Cueva del Cobijero, PIDO que aquellos que visitéis la cueva la respetéis, y que con la masificación que trae el conocimiento de estos sitios gracias a internet no acabe destrozando para siempre un lugar tan mágico como este. También hay que tener cuidado con entrar en ella cuando la mar está agitada, pues es peligrosa.
DISTANCIA TOTAL: 15 km (TRAVESÍA).
DESNIVEL ACUMULADO: 350 METROS
TRAMO 1: BUELNA - EL COBIJERU - PLAYA DE LA FRANCA
Dejamos un vehículo en Buelna, población llanisca donde destaca el palacio que perteneció al conde del Valle de Pendueles (siglo XVIII, con reformas posteriores), y la casa Conceyu, con torre-campanario medieval.
Comenzamos recorriendo sus calles en dirección a la costa, siguiendo las indicaciones hacia la playa del Cobijeru. Encontramos importantes casonas de piedra de atractiva arquitectura popular.
La señalización lleva a un sendero que cruza las praderas en dirección al mar. A la izquierda, en el pastizal surge un arroyo bajo un saliente de roca caliza. Es el arroyo de Las Salces que pocos metros después penetra en la Cueva de Las Raíces. Espectacular cavidad donde se sume el arroyo.
En su interior hay bonitas formaciones de estactitas y estalagmitas.
Seguidamente llegamos a la playa de Cobijeru o de las Acacias , cuyo principal atractivo es el de tratarse de una playa interior. La playa es en realidad una dolina, cuyo fondo se comunica con el mar a través de una pequeña cueva y de algunas grietas . En bajamar como el día que la visitamos el agua no alcanza apenas el arenal. El Cobijeru también esconde una antigua y pequeña cetárea.
Nos alzamos al promotorio al norte del arenal y observamos como en la parte sur de la playa desagüa un pequeño arroyo cuyo cauce está excavado en la caliza. Normalmente su caudal es muy pequeño, pero en época de lluvias es capaz de romper la barra arenosa y construir un abanico de cantos sobre la arena. De hecho, las arenas de la playa de Cobijeru proceden, en gran parte, de aportes de cuarcitas de las sierras altas arrastradas por las aguas del arroyo.
La cueva que da nombre a la playa, se nos aparece como una humilde entrada en la ladera que une la playa con la costa por el Este. Nada hace presagiar su extremada belleza. la cueva está claramente dividida en tres tramos de apenas 50 metros cada uno. El primero, a la entrada, carece prácticamente de interés, ya que corresponde a una galería vieja y erosionada por la que apenas circula ya el agua y, por tanto posee pocas formaciones. El segundo tramo corresponde a una típica galería de un carst activo, por el que se filtra el agua dando lugar a formaciones típicas: estalactitas, estalagmitas,etc. El tramo final es el mas espectacular. La cueva se abre al mar en la parte inferior del acantilado.
La desembocadura de la cueva es una sala en la que las formaciones geológicas típicas del carst, a causa de las algas microscópicas y de las sustancias minerales, aparecen teñidas de colores inimaginables.
Para mi uno de los sitios que más me ha fascinado de nuestra tierra asturiana.
Abandonamos fascinados este bello rincón del Cobijeru ....
seguimos nuestro recorrido siguiendo la costa, atravesando praderías por un pequeño sendero bien marcado y que corre paralelo a los acantilados.
El paisaje nos sigue deleitando con rincones como esta preciosa ensenada con sus verdes aguas, en las que el ganado pace plácidamente.
Seguimos paralelos a la costa..
Encontrando accidentes geológicos interesantes como esta cueva horadada por un pequeño arroyo que lo lleva hasta el mar.
Avanzamos por la zona conocida como el Paredón o las Palomas una zona de acantilado en la que los estratos rocosos se hallan en una llamativa posición tumbada.
En la zona caliza que vemos en la foto se encuentran el bufón de Santiuste, no nos acercamos a el ya que el mar se encuentra totalmente en calma y no "bufa".
No llegaremos a la Punta de Santiuste sino que nos dirigimos hacía la vaquería de Santiuste situada a la derecha de la modesta elevación del el Cerro Cobario. Intentamos localizar un paso que nos lleve a la carretera N-634 por la que queremos alcanzar la playa de la Franca. No localizamos ninguno así que tuvimos que saltar el cierre de finca. No obstante luego observamos que si seguimos hasta el final en una esquina encontramos la salida hacía el área recreativa que está junto a la carretera nacional. Pasados unos metros de dicha área recreativa, siguiendo la N-634, tomamos el desvío que nos lleva hasta la playa de la Franca.
Bajamos a su arenal para disfrutar de su belleza. La playa de la Franca se encuentra en la desembocadura del Río Cabra, divisoria de los concejos de Llanes y Ribadedeva. Frente a ella se encuentra el islote del Castru Santiuste.
TRAMO 2: PLAYA LA FRANCA - CUEVA PINDAL - MONASTERIO DE TINA - PIMIANGO.
Desde la entrada del camping (el más cercano al arenal de la playa), tomamos un camino en dirección este que en fuerte ascenso nos lleva hasta la casona de Espinoso hasta donde llega una carretera proveniente del pueblo de La Franca.
Desde El Espinoso continuamos dirección este, por un camino en ligero ascenso. El camino muere a la entrada de una última finca con una cuadra, si bien podemos seguir por el sendero que la bordea por la derecha.
El camino se alza a lo alto de la sierra Plana de Pimiango, bordeando por el norte la modesta cota de La Cotera.
Llegamos a un cruce de camino, donde un sinuoso sendero a nuestra izquierda nos llevaría a la playa de Mendía (solo recomendable en bajamar), nos acercamos al acantilado para observar la playa rematada por el promontorio de Punta Cebollera
Regresamos al cruce y tomamos la carreterina que se dirige al pueblo de Pimiango.
Una vez llegados a Pimiango seguimos la señalización hacia la Cueva de El Pindal. A los pocos metros alcanzamos el Mirador del Picu, construido en 1978 y con vistas magnificas, entre ellas a Picos de Europa con el Picu Urriello destacando con su silueta. No tengo ninguna foto ya que el sol estaba muy bajo y no permitía sacar fotos decentes.
Desde el mismo mirador bajamos por una estrecha senda, debidamente balizada que con una serie de escalones nos desciende hasta las fincas de Tronía. Si miramos a la izquierda de Tronía, vemos donde se encuentra la estrecha ensenada de Rejolgueru (flecha amarilla)a la que haremos una visita.
Un sendero nos desciende a la cala Rejolgueru, pedregosa y agreste aunque de gran belleza, desde donde podemos observar un llamativo puente de roca. Se trata del Arco del Caballo.
En bajamar queda descubierto un pequeño arenal, por lo que podemos considerar esta cala como la playa más oriental de la costa asturiana.
Retomamos nuestros pasos y ascendemos a las fincas de Tronía. Muy cerca de ellas se encuentra el bufón de Tronía, no nos acercamos a visitarlo ya que el mar hoy se encuentra totalmente en calma. Atravesamos las fincas y alcanzamos una pista que nos lleva a enlazar con la carretera que que une el mirador con el faro de San Emeterio, pero no nos dirigiremos a visitarlo ya que está vallado y no se puede acceder. Nos dirigimos al centro de interpretación de la Cueva del Pindal.
Próximo al centro de interpretación se encuentra la cueva, a la que llegamos por un sendero que atraviesa un encinar y desciende por escalones tallados en la roca.
La cueva del Pindal es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el 8 de julio de 2008.En ella encontramos pinturas rupestres de entre 13.000 y 18.000 años de antiguedad. Por desgracia se encontraba cerrada a estas horas.
La entrada de la cueva se encuentra situada en la Ensenada del Moral, con el llamativo Peñón de la Lanchuca presidiéndolo....un lugar espectacular.
Recorremos los cercanos acantilados para disfrutar de este llamativo paisaje.
Próxima a la cueva se encuentra la ermita de San Emeterio patrono de los zapateros.
La dedicación de este templo a este santo no es casualidad y es que Pimiango, la parroquia de Ribadedeva más cercana a la costa, ha sido, tradicionalmente, la que vivió de espaldas al mar.
Históricamente, en Pimiango no hubo marineros, sino zapateros (llegando un catastro del siglo XVIII a fijar el 60% de la población de Pimiango ejerciendo este oficio). El motivo del abandono de las artes pesqueras tiene su explicación: Una fuerte e inesperada galerna hizo zozobrar las pequeñas lanchas de los pescadores de Las Bajuras, Pimiango. Perecieron la mayoría, quedando la población prácticamente representada por las mujeres, los ancianos y los niños.
Desde aquella desgracia, se prometieron no volver a dedicarse a la pesca en el mar y así es que se dedicaron a otras actividades que no tuvieran tanto riesgo. Fue de esta forma como se cree que a principios del siglo XVI empezó a florecer en Pimiango la profesión de zapatero.
Los zapateros de Pimiango alcanzaron un gran prestigio por aquel entonces.
La materia prima para elaborar los zapatos también se producía en la zona: cerca de Bustio hay un lugar de nombre El Curtido donde se preparaban las pieles de vaca y caballo. El tanino utilizado para curtirlas se extraía de las cortezas de las encinas con ayuda de un molino de mareas. eran itinerantes.
Ejercían su oficio por Cantabria, el País Vasco, Asturias y el norte de Castilla y, para entenderse 'sólo' entre ellos, utilizaban un argot o una jerga, el 'mansolea', el habla de los hombres de la suela, que llega hasta nuestros tiempos.
Buceando por la web encontré este interesantísimo blog donde habla de esta jerga y recoge el vocabulario que aún se conserva http://renglonesperdidos.blogspot.com.es/2011/08/el-mansolea.html
Esta iglesia data del siglo XVI de planta rectangular con amplio y protegido pórtico y estancia para peregrinos adosada.
Por encima de la iglesia arranca un sendero que tomamos a nuestra izquierda (dirección este) y se adentra en el Encinar de San Emeterio
Se trata de un encinar esclerófilo mediterráneo (amante de la sequía) como reliquia de un periodo, hace más de 5.000 años en pleno Holoceno, con clima más seco, al de la actual Asturias, de clima húmedo oceánico.
El encinar se ha conservado en los cuetos calizos, donde la permeabilidad del cars, ha dejado los suelos lejos del nivel freático, y la guadaña del ganadero no pudo entrar por la presencia de tanta roca en la misma superficie.
Un puente de madera ayuda a cruzar sobre el arroyo Bartolo. . En épocas de fuertes lluvias aquí se forma una pequeña cascada.
Un fuerte repecho nos adentra en el tramo más espectacular del encinar. Aquí encontramos encinas de un porte espectacular.
Es una verdadera delicia pasear por el interior de un encinar tan bien conservado que llega a parecer que estemos caminando por un encinar mediterráneo
Alcanzamos las ruinas del antiguo monasterio cisterciense de Tina (datado del año 932), las ruinas que se conservan son del Siglo XIII.
Se conserva la fachada, los muros perimetrales, el ábside de la nave central y las capillas adyacentes y los arcos de medio punto que sustentaban la cubierta.
Seguimos ahora por pista maderera en dirección este por el eucaliptal ( Es un dolor ver como esta maravilla que es el encinar de San Emeterio es literalmente destrozado con plantaciones de eucaliptos en su interior). .hasta llegara a la altura de las ruinas de una antigua casería. Aquí giramos a nuestra derecha y ascendemos por una pista hormigonada con fuerte desnivel. El ascenso nos deposita fuera del eucaliptal en las praderías de Ería Nueva de Pimiango.
Enlazamos con el GR AS-19 por el que seguimos plácidamente hasta llegar a Pimiango donde tenemos el otro vehículo
DESNIVEL ACUMULADO: 350 METROS
TRAMO 1: BUELNA - EL COBIJERU - PLAYA DE LA FRANCA
Dejamos un vehículo en Buelna, población llanisca donde destaca el palacio que perteneció al conde del Valle de Pendueles (siglo XVIII, con reformas posteriores), y la casa Conceyu, con torre-campanario medieval.
Comenzamos recorriendo sus calles en dirección a la costa, siguiendo las indicaciones hacia la playa del Cobijeru. Encontramos importantes casonas de piedra de atractiva arquitectura popular.
La señalización lleva a un sendero que cruza las praderas en dirección al mar. A la izquierda, en el pastizal surge un arroyo bajo un saliente de roca caliza. Es el arroyo de Las Salces que pocos metros después penetra en la Cueva de Las Raíces. Espectacular cavidad donde se sume el arroyo.
En su interior hay bonitas formaciones de estactitas y estalagmitas.
Seguidamente llegamos a la playa de Cobijeru o de las Acacias , cuyo principal atractivo es el de tratarse de una playa interior. La playa es en realidad una dolina, cuyo fondo se comunica con el mar a través de una pequeña cueva y de algunas grietas . En bajamar como el día que la visitamos el agua no alcanza apenas el arenal. El Cobijeru también esconde una antigua y pequeña cetárea.
Nos alzamos al promotorio al norte del arenal y observamos como en la parte sur de la playa desagüa un pequeño arroyo cuyo cauce está excavado en la caliza. Normalmente su caudal es muy pequeño, pero en época de lluvias es capaz de romper la barra arenosa y construir un abanico de cantos sobre la arena. De hecho, las arenas de la playa de Cobijeru proceden, en gran parte, de aportes de cuarcitas de las sierras altas arrastradas por las aguas del arroyo.
La cueva que da nombre a la playa, se nos aparece como una humilde entrada en la ladera que une la playa con la costa por el Este. Nada hace presagiar su extremada belleza. la cueva está claramente dividida en tres tramos de apenas 50 metros cada uno. El primero, a la entrada, carece prácticamente de interés, ya que corresponde a una galería vieja y erosionada por la que apenas circula ya el agua y, por tanto posee pocas formaciones. El segundo tramo corresponde a una típica galería de un carst activo, por el que se filtra el agua dando lugar a formaciones típicas: estalactitas, estalagmitas,etc. El tramo final es el mas espectacular. La cueva se abre al mar en la parte inferior del acantilado.
La desembocadura de la cueva es una sala en la que las formaciones geológicas típicas del carst, a causa de las algas microscópicas y de las sustancias minerales, aparecen teñidas de colores inimaginables.
Para mi uno de los sitios que más me ha fascinado de nuestra tierra asturiana.
Abandonamos fascinados este bello rincón del Cobijeru ....
seguimos nuestro recorrido siguiendo la costa, atravesando praderías por un pequeño sendero bien marcado y que corre paralelo a los acantilados.
El paisaje nos sigue deleitando con rincones como esta preciosa ensenada con sus verdes aguas, en las que el ganado pace plácidamente.
Seguimos paralelos a la costa..
Encontrando accidentes geológicos interesantes como esta cueva horadada por un pequeño arroyo que lo lleva hasta el mar.
Avanzamos por la zona conocida como el Paredón o las Palomas una zona de acantilado en la que los estratos rocosos se hallan en una llamativa posición tumbada.
En la zona caliza que vemos en la foto se encuentran el bufón de Santiuste, no nos acercamos a el ya que el mar se encuentra totalmente en calma y no "bufa".
No llegaremos a la Punta de Santiuste sino que nos dirigimos hacía la vaquería de Santiuste situada a la derecha de la modesta elevación del el Cerro Cobario. Intentamos localizar un paso que nos lleve a la carretera N-634 por la que queremos alcanzar la playa de la Franca. No localizamos ninguno así que tuvimos que saltar el cierre de finca. No obstante luego observamos que si seguimos hasta el final en una esquina encontramos la salida hacía el área recreativa que está junto a la carretera nacional. Pasados unos metros de dicha área recreativa, siguiendo la N-634, tomamos el desvío que nos lleva hasta la playa de la Franca.
Bajamos a su arenal para disfrutar de su belleza. La playa de la Franca se encuentra en la desembocadura del Río Cabra, divisoria de los concejos de Llanes y Ribadedeva. Frente a ella se encuentra el islote del Castru Santiuste.
TRAMO 2: PLAYA LA FRANCA - CUEVA PINDAL - MONASTERIO DE TINA - PIMIANGO.
Desde la entrada del camping (el más cercano al arenal de la playa), tomamos un camino en dirección este que en fuerte ascenso nos lleva hasta la casona de Espinoso hasta donde llega una carretera proveniente del pueblo de La Franca.
Desde El Espinoso continuamos dirección este, por un camino en ligero ascenso. El camino muere a la entrada de una última finca con una cuadra, si bien podemos seguir por el sendero que la bordea por la derecha.
El camino se alza a lo alto de la sierra Plana de Pimiango, bordeando por el norte la modesta cota de La Cotera.
Llegamos a un cruce de camino, donde un sinuoso sendero a nuestra izquierda nos llevaría a la playa de Mendía (solo recomendable en bajamar), nos acercamos al acantilado para observar la playa rematada por el promontorio de Punta Cebollera
Regresamos al cruce y tomamos la carreterina que se dirige al pueblo de Pimiango.
Una vez llegados a Pimiango seguimos la señalización hacia la Cueva de El Pindal. A los pocos metros alcanzamos el Mirador del Picu, construido en 1978 y con vistas magnificas, entre ellas a Picos de Europa con el Picu Urriello destacando con su silueta. No tengo ninguna foto ya que el sol estaba muy bajo y no permitía sacar fotos decentes.
Desde el mismo mirador bajamos por una estrecha senda, debidamente balizada que con una serie de escalones nos desciende hasta las fincas de Tronía. Si miramos a la izquierda de Tronía, vemos donde se encuentra la estrecha ensenada de Rejolgueru (flecha amarilla)a la que haremos una visita.
Un sendero nos desciende a la cala Rejolgueru, pedregosa y agreste aunque de gran belleza, desde donde podemos observar un llamativo puente de roca. Se trata del Arco del Caballo.
En bajamar queda descubierto un pequeño arenal, por lo que podemos considerar esta cala como la playa más oriental de la costa asturiana.
Retomamos nuestros pasos y ascendemos a las fincas de Tronía. Muy cerca de ellas se encuentra el bufón de Tronía, no nos acercamos a visitarlo ya que el mar hoy se encuentra totalmente en calma. Atravesamos las fincas y alcanzamos una pista que nos lleva a enlazar con la carretera que que une el mirador con el faro de San Emeterio, pero no nos dirigiremos a visitarlo ya que está vallado y no se puede acceder. Nos dirigimos al centro de interpretación de la Cueva del Pindal.
Próximo al centro de interpretación se encuentra la cueva, a la que llegamos por un sendero que atraviesa un encinar y desciende por escalones tallados en la roca.
La cueva del Pindal es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el 8 de julio de 2008.En ella encontramos pinturas rupestres de entre 13.000 y 18.000 años de antiguedad. Por desgracia se encontraba cerrada a estas horas.
La entrada de la cueva se encuentra situada en la Ensenada del Moral, con el llamativo Peñón de la Lanchuca presidiéndolo....un lugar espectacular.
Recorremos los cercanos acantilados para disfrutar de este llamativo paisaje.
Próxima a la cueva se encuentra la ermita de San Emeterio patrono de los zapateros.
La dedicación de este templo a este santo no es casualidad y es que Pimiango, la parroquia de Ribadedeva más cercana a la costa, ha sido, tradicionalmente, la que vivió de espaldas al mar.
Históricamente, en Pimiango no hubo marineros, sino zapateros (llegando un catastro del siglo XVIII a fijar el 60% de la población de Pimiango ejerciendo este oficio). El motivo del abandono de las artes pesqueras tiene su explicación: Una fuerte e inesperada galerna hizo zozobrar las pequeñas lanchas de los pescadores de Las Bajuras, Pimiango. Perecieron la mayoría, quedando la población prácticamente representada por las mujeres, los ancianos y los niños.
Desde aquella desgracia, se prometieron no volver a dedicarse a la pesca en el mar y así es que se dedicaron a otras actividades que no tuvieran tanto riesgo. Fue de esta forma como se cree que a principios del siglo XVI empezó a florecer en Pimiango la profesión de zapatero.
Los zapateros de Pimiango alcanzaron un gran prestigio por aquel entonces.
La materia prima para elaborar los zapatos también se producía en la zona: cerca de Bustio hay un lugar de nombre El Curtido donde se preparaban las pieles de vaca y caballo. El tanino utilizado para curtirlas se extraía de las cortezas de las encinas con ayuda de un molino de mareas. eran itinerantes.
Ejercían su oficio por Cantabria, el País Vasco, Asturias y el norte de Castilla y, para entenderse 'sólo' entre ellos, utilizaban un argot o una jerga, el 'mansolea', el habla de los hombres de la suela, que llega hasta nuestros tiempos.
Buceando por la web encontré este interesantísimo blog donde habla de esta jerga y recoge el vocabulario que aún se conserva http://renglonesperdidos.blogspot.com.es/2011/08/el-mansolea.html
Esta iglesia data del siglo XVI de planta rectangular con amplio y protegido pórtico y estancia para peregrinos adosada.
Por encima de la iglesia arranca un sendero que tomamos a nuestra izquierda (dirección este) y se adentra en el Encinar de San Emeterio
Se trata de un encinar esclerófilo mediterráneo (amante de la sequía) como reliquia de un periodo, hace más de 5.000 años en pleno Holoceno, con clima más seco, al de la actual Asturias, de clima húmedo oceánico.
El encinar se ha conservado en los cuetos calizos, donde la permeabilidad del cars, ha dejado los suelos lejos del nivel freático, y la guadaña del ganadero no pudo entrar por la presencia de tanta roca en la misma superficie.
Un puente de madera ayuda a cruzar sobre el arroyo Bartolo. . En épocas de fuertes lluvias aquí se forma una pequeña cascada.
Un fuerte repecho nos adentra en el tramo más espectacular del encinar. Aquí encontramos encinas de un porte espectacular.
Es una verdadera delicia pasear por el interior de un encinar tan bien conservado que llega a parecer que estemos caminando por un encinar mediterráneo
Alcanzamos las ruinas del antiguo monasterio cisterciense de Tina (datado del año 932), las ruinas que se conservan son del Siglo XIII.
Se conserva la fachada, los muros perimetrales, el ábside de la nave central y las capillas adyacentes y los arcos de medio punto que sustentaban la cubierta.
Seguimos ahora por pista maderera en dirección este por el eucaliptal ( Es un dolor ver como esta maravilla que es el encinar de San Emeterio es literalmente destrozado con plantaciones de eucaliptos en su interior). .hasta llegara a la altura de las ruinas de una antigua casería. Aquí giramos a nuestra derecha y ascendemos por una pista hormigonada con fuerte desnivel. El ascenso nos deposita fuera del eucaliptal en las praderías de Ería Nueva de Pimiango.
Enlazamos con el GR AS-19 por el que seguimos plácidamente hasta llegar a Pimiango donde tenemos el otro vehículo
3 comentarios:
Conozco buena parte de ella y nos encantó. Esa cueva del Pindal es hermosa y merece la pena visitarla. Y además con una guía espléndida y muy didáctica. Da igual mar o montaña...vaya paraíso tenemos para disfrutarlo. Saludos
Que asco de eucaliptos¡....media Asturias esta arrasada por este arbol feo a mas no poder y que para lo unico que sirve es para crear fealdad,destrozar el suelo y engordar la cartera de los dueños de terrenos que les importa un pito la naturaleza.....Me eche a llorar cuando descubri esta bella ruta y el horror del entorno de la iglesia en ruinas.
Lo de los eucaliptos en Asturias es demencial. Han destrozado toda la zona costera y cuanto más al occidente aún peor.
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