Aprovechando por fin un domingo de buen tiempo, nos dirigimos a Somiedo con la idea de realizar una circular: partir desde Llamardal, subir a la Braña de Mumián, continuar hasta Valdecuélabre, y desde allí cruzar a León por la cumbre de la Peña Salgada o Robezo, pasando por el Putracón, para luego descender al Puerto de Somiedo y regresar al coche por caminos fáciles y algo de carretera.
Sin embargo, las condiciones de la nieve, inesperadas, nos obligaron a cambiar totalmente el recorrido. En lugar de ascender la Peña Salgada, optamos por la modesta cumbre de Valdecuélabre, desde donde descendimos rápidamente y de forma directa hasta Llamardal. ❄️🏔️🚶♂️
🚗 Desde el aparcamiento de Trascastro, la ruta arranca ascendiendo hacia la antigua braña de Llamardal por una estrecha carretera vecinal.
Alcanzamos Llamardal, un núcleo de marcada tradición vaqueira, formado por un pequeño conjunto de casas y cuadras dispersas por la ladera.
La carretera finaliza en un pequeño ensanchamiento, punto a partir del cual continúa un sendero bien definido, que en sus primeros metros presenta una pendiente notable, suavizándose poco después y resultando cómodo de caminar.
🌳 Dejando atrás una amplia mancha de hayedo, y tras superar el paso conocido como La Tamborra, el itinerario cruza las empinadas laderas occidentales de la peña Güía.
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| 📊 Ficha técnica de la ruta | |
| 🔁 Tipo de ruta | Circular |
| 📅 Fecha | Diciembre 2025 |
| ⏱️ Tiempo de recorrido | 5 h 45 min |
| 📏 Distancia | 12 km |
| 📈 Desnivel positivo | 800 m |
| ⬆️ Altura máxima | Peña Valdecuélabre – 1.925 m |
| ⬇️ Altura mínima | Parking del Castro – 1.225 m |
| ⚠️ Dificultad | Moderada |
| 🗺️ Track del recorrido | Ver track en Wikiloc |

📍 De este modo alcanzamos el Canto Mostachal, un excelente balcón natural desde el que se obtiene, por fin, una vista completa de la braña de Mumián, situada en una hermosa cabecera de prados de siega. El conjunto destaca por sus muros de piedra y por la presencia de numerosos teitos de gran tamaño, perfectamente integrados en el paisaje.
🛖 Braña de Mumián
La braña de Mumián representa uno de los modelos de braña más abundantes y característicos del concejo de Somiedo, perteneciente a un sistema ganadero más evolucionado y complejo que el de otras brañas como las de Sousas o Mesa
Este tipo de braña se organiza en torno a prados de siega cercados, pequeñas parcelas de tierra de labor y un conjunto bien estructurado de elementos tradicionales: fuentes, abrevaderos y olleras, todos ellos imprescindibles para la actividad ganadera estacional. El acceso desde el pueblo se realizaba tradicionalmente por un camino de carro, hoy convertido en pista apta para vehículos.
🏠 Las construcciones se caracterizan por ser edificaciones a ras de suelo, de planta rectangular y con cubiertas vegetales de escoba. En la parte inferior se situaba la cuadra, mientras que el henil ocupaba el desván. Junto a la puerta principal destaca una pequeña entrada independiente, que servía de habitáculo para el braneiro durante su estancia en la braña.
🌾 En Mumián se almacenaba el heno seco y se estabulaba el ganado por la noche, aprovechando el estiércol generado para fertilizar los prados próximos. Estas brañas eran utilizadas principalmente durante la primavera y el otoño, coincidiendo con los periodos intermedios del ciclo ganadero.
El conjunto de la braña de Mumián está formado por diecisiete cabañas, varios prados anexos, dos fuentes con abrevadero y una ollera, siendo considerada la más bella y representativa de su grupo en Somiedo, tanto por su estado de conservación como por su integración paisajística.
💧 Fuente del Caño y las olleras de Mumián
Junto al camino nos encontramos con la Fuente del Caño, donde llama poderosamente la atención una construcción muy singular: las olleras, también conocidas como ocheras.
Hasta hace apenas unas décadas, muchas familias somedanas elaboraban manteca a partir de la leche sobrante del ganado. Esta producción se realizaba principalmente durante el verano, coincidiendo con la estancia del ganado en las brañas, cuando los excedentes de leche eran mayores. Es precisamente dentro de este proceso tradicional donde nacen estas curiosas construcciones auxiliares.
🥛 La leche recién ordeñada se vertía en “ollas”, recipientes de barro con dos asas y una capacidad aproximada de siete litros. Para poder enfriarla, especialmente en los meses estivales, dichas ollas se introducían en las olleras, unos compartimentos excavados en el terreno y, en muchos casos, revestidos de piedra. Al enfriarse la leche se formaba la nata, que posteriormente se mazaba para obtener la manteca.
🏗️ Las olleras constan de un pequeño receptáculo de dimensiones aproximadas de 1,20 m de ancho por 1,10 m de altura, con un ventano de unos 0,50 × 0,50 m, delimitado por grandes bloques de sillería. Se supone que originalmente contaban con una puerta de madera, ya que cada familia disponía de su propia ollera.
🌿 Su ubicación no es casual: suelen situarse junto a fuentes o arroyos, e incluso en algunos casos, como ocurre aquí en Mumián, eran atravesadas por el agua de la propia fuente, lo que facilitaba aún más el enfriamiento de la leche. Pueden aparecer aisladas, aunque lo más habitual es encontrarlas agrupadas, como sucede en este notable conjunto de la braña.
Hoy en día, las olleras de Mumián son construcciones totalmente abandonadas, pero constituyen un valioso testimonio de la arquitectura popular y de las antiguas formas de vida ligadas a la ganadería tradicional de Somiedo.
Desde Mumián continuamos nuestro recorrido avanzando en suave ascenso, soslayando la cumbre del Gúa por su vertiente norte. El trazado nos conduce hasta un pequeño collado
Aquí arranca un sendero que desciende hacia el hayedo de la Enraimada 🌳, espacio catalogado como zona de uso restringido, tal y como indica el cartel informativo situado a su entrada.
⚠️ En este punto es importante no continuar el descenso. Debemos realizar un giro de 90 grados, tomando un bonito sendero que inicia una ascensión clara y bien definida.
El camino, perfectamente construido, cuenta con armaduras de piedra y describe un par de zig-zag que permiten salvar con comodidad un imponente murallón calizo.
Tras superar este tramo más vertical, el sendero nos eleva hasta el Collau Corrotrapas (1.634 m), amplio y panorámico collado situado **entre el Gúa y el Pico Alto, desde donde se abre una magnífica vista sobre ambas vertientes del macizo.
Al SE de nuestra posición se alza el Pico Alto, aunque la elevación que tenemos frente a nosotros no corresponde todavía a su cumbre principal, sino a una estribación secundaria que deberemos rodear por la izquierda, siguiendo siempre el trazado más lógico del terreno.

Desde este punto se nos presentan dos opciones de recorrido:
➡️ seguir por la línea cumbrera, ascendiendo primero al Pico Altu para posteriormente descender hacia Valdecuélabre,
➡️ o bien recorrer la ladera sur de la cumbrera, opción más directa y cómoda, que evita la cumbre y nos conduce igualmente hasta la braña.
Optamos por esta segunda alternativa y, tras un cómodo avance por la vertiente meridional, alcanzamos la Braña de Valdecuélabre (1.750 m), un amplio espacio de pastos de altura donde aún se conservan restos de varias cabañas en ruinas,
Es aquí, en la Braña de Valdecuélabre, donde decidimos modificar el itinerario previsto al comprobar el estado de la nieve. Optamos así por un recorrido más corto e improvisado, adaptando la jornada a las condiciones del terreno.
El nuevo plan consiste en ascender únicamente la cumbre de Valdecuélabre, acercándonos primero a la Collada Bobia el Robezu, para posteriormente iniciar el descenso por la Bobia la Franca, completando de este modo una interesante variante del recorrido.

bandonamos la Braña de Valdecuélabre, cruzando la amplia campera en dirección sureste (SE), hacia una fuente-abrevadero situada en el extremo inferior de la vega.
Desde este punto realizamos un último vistazo atrás, apreciando la braña de Valdecuélabre perfectamente asentada sobre las faldas del Pico Altu, cerrando con una magnífica imagen este enclave de altura.
A partir de este punto la nieve, ya muy blanda, pasa a ser la auténtica protagonista del recorrido. Con algo más de esfuerzo progresamos hasta alcanzar la Bobia el Robezu (1.882 m), situada a los pies de la espectacular cumbre homónima, que se alza imponente sobre nosotros.
Las vistas desde este collado... espectaculares.
Remontamos la ladera sur de la Peña Valdecuélabre, disfrutando del esfuerzo del ascenso y del entorno que nos rodea.
Alcanzamos la modesta cumbre del Valdecuélabre (1.935 m.), desde donde se abren espectaculares vistas de toda la zona y las montañas circundantes.
📷 En la cumbre del Valdecuélabre, vistas panorámicas
Descendemos por la pindia vertiente norte.
Descendemos por la pindia vertiente norte para alcanzar el collado de la Bobia la Franca (1.863 m.), a los pies de la Peña la Franca, que vemos en la foto y que no subiremos.
Desde el collado tomamos un sendero que nos retornará a la Braña Valdecuélabre
Desde la Braña Valdecuélabre optamos por acortar la ruta, evitando desandar el camino de la mañana. Al ver caballos y senderos marcados por el ganado, descubrimos una campera limpia a medio descenso. Confiando en nuestra intuición, seguimos el sendero de animales para bajar hacia Llamardal. 🐴🥾
El descenso, inicialmente cómodo, se cerró entre escobas altas, complicando seguir los senderos de ganado y haciéndonos temer por un momento no hallar salida. Finalmente, con algo de fortuna, conseguimos descender correctamente y alcanzamos la campera que habíamos divisado desde Valdecuélabre. 🌿🥾
Llegamos a Los Bustiechos.
Desde allí, una carreterina nos lleva a Llamardal y finalmente al parking de Trascastro, donde nos espera nuestro vehículo. 🚶♂️🌿🚗


































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